11 de abril de 2002
Transcurrían las primeras horas de la mañana, el día estaba soleado y reinaba en el ambiente caraqueño una situación de mucha incertidumbre, Venezuela estaba viviendo una división social como en muchos años no ocurría, los medios de comunicación radiales , televisivos y escritos habían logrado disociar a un sector bastante numeroso de la población, los medios desatados de manera totalmente libres llamaban a la calle a todos los opositores al Gobierno revolucionario conducido por el Presidente Hugo Chávez.
Desde el lugar de mi habitación veía como la muchedumbre de los sectores de la capas medias y de la burguesía marchaban hacia Chuao, el rostro de todas estas personas denotaban el odio y la sed de venganza, el bullicio con pitos, cacerolas y gritos desaforados inundaban la calles, unos avanzaban a paso rápido casi que trotando, otros sobrepasan a los que con mayor lentitud se dirigían al punto de encuentro, la situación era verdaderamente indescriptible, ¡Ahora sí le llegó la hora a los tierrudos, pata en el suelo, marginales y comunistas; hay que ir por ellos, una vez que matemos al macaco mayor, a ese Chávez, a todos los chavistas hay que eliminarlos!
Lleno de mucho coraje le dije a mi compañera y esposa vámonos de inmediato para Miraflores, la vaina está bien arrecha estos escuálidos hoy intentarán pasar a Miraflores.
Ellos no han podido nunca pasar de la plaza Candelaria a pesar de intentarlo todos estos días 8-9-10, pero sus intentos siempre fueron frustrados, nunca pudieron pasar debido a nuestra contínua presencia en Puente Llaguno, lo más cerca que llegaron a estar de Miraflores fue en la esquina de Platanal, recuerdo como si fuera hoy que el 8 de abril en la mañana me encontraba en la esquina de Santa Capilla preocupado porque los opositores avanzaban por la Av. Urdaneta y de la plaza Candelaria nunca habían podido pasar; cuando de pronto escucho que están llamándome y veo al amigo Francisco Rondon presbítero conocido como el Padre Francisco del 23 de enero "el cura chavista" me le acerco y nos damos un abrazo, el me dice los escuálidos pasaron de la plaza Candelaria al puente de las fuerzas armadas, vamos hasta allá; emprendimos la caminata llegando a ellos, quienes enardecidos pedían a las fuerzas públicas que les dejan pasar para llegar Miraflores, y me dice el Padre Francisco pasemos entre esa muchedumbre, a lo que le dije: si nos infiltramos entre ellos y te llegan a reconocer nos van a linchar de inmediato, no te preocupes vente, acompáñame; ya metidos entre esa turba escuché a una de las disociadas decir ¡ese no es el cura chavista! se lo hago saber al Padre y me dice: es mejor que nos retiremos y procedimos de inmediato a la retirada.
Ese día no pudieron pasar.
Mi esposa y yo logramos este 11 de abril 2020 trasladarnos al centro de la ciudad utilizando el Metro, nos bajamos en la estación de Capitolio, eran aproximadamente las 10:30 am, no podiamos accesar al puente Llaguno pues todas la vías que conducían a la Av. Urdaneta estaban bloqueadas por la policía Metropolitana, después de varios intentos logramos llegar a la Av. Urdaneta pero en la esquina de veroes la policía impedía el paso, nos le acercamos a uno de ellos y le manifestamos que nos permitiera pasar para llegar a la tarima que estaba en Miraflores y nos respondió en voz baja ¡no insistan porque los pueden matar mis propios compañeros policías! Intenten por otro lado, así lo hicimos y logramos burlar el cerco.
Una vez en el puente Llaguno nos encontramos tantos y tantos compatriotas conocidos y dispuestos a impedir el paso de los opositores con la vida misma, la pregunta de rigor era si era verdad que la marchas opositora venian para Miraflores, ¡Unos decían: no se atreverán! En eso llegó uno de los camaradas y dijo: si vienen, yo vengo de Chuao y vienen para Miraflores, otro manifestó bueno que le echen bola, aquí hay más personas, alguien contestó: no lo crea compatriota, son mucho más de los que aquí estamos, desde la tarima confirmaron que la marcha opositora fue desviada hacia Miraflores.
Comenzamos a organizarnos, quienes tenían armas de fuego con que repeler el intento de los opositores, unos debían quedarse en el puente y otros hacia el lado de Paguita que dá al Calvario, la tensión entre todos lo que ahí estábamos se agudizó, pero nos unimos mucho más, la marcha llegó e intentaron subir por la Av. Baralt, pero no pudieron, de pronto se escuchan detonaciones de armamentos de alto calibre, fusiles y caen las primeras victimas que están debajo del puente en la Av. Baralt, uno de ellos lo recogimos y lo llevamos por las escaleras del puente y lo entregamos a los camaradas que estaban en la tarima al frente de Miraflores, arriba en el puente caen también otras personas y todos los que nos encontrábamos en el puente nos lanzamos al suelo, como pudimos nos protegimos en los laterales, pues los disparos los hacían dede el hotel y desde las ballenas de la Policía Metropolitana en plena Av. Baralt, justo en ese momento gritan papá, me percató y encuentro a mi hija mayor Jamila y le digo que haces aquí! Papá lo mismo que tú haces, esto es un golpe de estado y hay que defender está vaina, le dije cuídate hija, tu también, ¿Papá que haces con nunchakos? Como tú dices hija, está
revolución hay que defenderla con todo.
En medio de la agromeracion cae a nuestro lado una persona y le llevamos a la tarima, mi esposa trata de atenderlo pues ella es médico, pero sin recursos era poco lo que podía hacer, lo trasladamos al portón del Palacio de Miraflores para los primeros auxilios, la convulsión era mucha, sólo escuchábamos las detonaciones y observábamos para ver a quien la había tocado la mala suerte de recibir el balazo; seguidamente cesan las detonaciones pero igualmente cae herido otra persona y nos percatamos que entre esa masa de de hombres y mujeres habían criminales con armas cortas con silenciadores disparando a quema ropa; la confusión era mucha, por otro lado muchos de nuestros compatriotas armados impidieron que grupos de choque de la derecha tomaran El Palacio de Gobierno.
El día transcurría y los golpistas que fueron utilizados por sus jefes políticos al percatarse que los habían abandonado a su suerte no les quedó otra sino retirarse; ya caída la noche alguien sale de Miraflores y dice a los que aún permanecíamos al frente del Palacio que en poco tiempo llegarían los tanques de guerra, que por favor nos dispersarnos, cosa que no aceptamos; ya se había producido una entrevista en la tv a Luis Miquelena quien justificaba el golpe de Estado.
Los guardias Nacionales que se mantenían en la Av. Baralt formando un cordón se encontraban en un peligroso mutismo, recuerdo que me aproximé al que comandaba y le dije Miquelena traicionó! fue cuando abrió su boca para preguntarme la veracidad de la información y le dije lo declaró en tv., su reacción inmediata fue reunirse lleno de gozo con sus correligionarios por lo que tuvimos que retirarnos de su presencia inmediatamente.
Cerca del boulevard que lleva al Panteón Nacional pasó una jaula de la Policía Metropolitana y al ver a un camarada con la franela roja le pegaron un tiro, retornamos a Miraflores, ya eran como la 9:00 pm todos nos fuimos retirando con el corazón oprimido y la decepción de saber que nos habían derrotado, el Golpe había triunfado.
Como pudimos llegamos a nuestras casas a la 11:00 pm. esperando ver como nos reorganizabamos, llamé a mi responsable político y lo que me dijo fue que no le volviera a llamar porque lo ponía en peligro.... Transcurrió el 12 y la persecución se desató, llegó el trece (13) y volvió a imponerse la luz sobre la oscuridad.
Chávez volvió, volvió, volvió.
¡LEALES SIEMPRE, TRAIDORES NUNCA!
Laureano Seijas
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