¿Qué hacer para el 6D?
William E. Izarra
14 julio 20200
¿Qué tiene que hacer el revolucionario en estos 4 meses y 20 días que nos separan del 6D y, además, en cuarentena?
Ir al escenario, con su indumentaria personal anti covid-19, y actuar con base en su conciencia para convertir en potenciales revolucionarios a los nuevos votantes, a los desalentados, a los frustrados. El revolucionario tiene que crear su modelo conceptual para quedar en condiciones de transmitirle a estos las metas de lucha por el Socialismo Bolivariano.
El revolucionario, aún estando fuera de toda acción de dirección política, sigue su búsqueda por la utopía. A sabiendas de las contradicciones que se dan en el escenario, no se desvanece. Sigue de pie dando la cara aún comiéndose las verdes, paleado, apabullado y aturdido, no puede claudicar ni detenerse.
A diferencia del falso rojo que claudica si ve que no va a ganar y por lo tanto salta la talanquera y se transmuta entre los sectores opositores, el revolucionario sigue firme aunque lo ignoren. Su lucha no es por el pragmatismo sino por ideales, sentimientos y Patria Soberana.
Entonces, en estos de 4 meses y 20 días que nos separan del 6D, la conversión de los desencantados descansará en los revolucionarios, quienes tienen que actuar para contrarrestar la acción demoledora de una realidad opuesta a esa utopía.
El revolucionario con su marco conceptual claramente definido sabe que su acción puede ser aislada y sin apoyo de nadie. Lo hace por su conciencia y compromiso ético. Su alcance de espacio lo puede delimitar hacia las comunidades o miembros de ellas que sufren la hostilidad de una vida que no era así. Hay frustración por los altísimos precios y bajísimos ingresos, la dolarización inclemente, la guerra psicológica contundente y no convencional que hace énfasis en las amenazas de invasión. Unida a todos estos factores desmoralizadores está la propaganda mundial contraria al Proceso Revolucionario.
El revolucionario tiene que actuar en 4 meses y 20 días para modificar la desilusión, frustración y desesperanza. Y transformarla en expectativas con alto contenido espiritual de un mundo nuevo posible. Si el revolucionario logra impedir que el 6D se imponga la oposición, tendrá moral para exigir que le escuchen. Si el revolucionario logra que le escuchen hará que los falsos rojos sean señalados y neutralizados. Esto significa el inicio de otra fase en la construcción del Socialismo Bolivariano.
El revolucionario va a llevar la teoría revolucionaria a los colectivos y comunidades para reforzar su acción debilitada. Se debilita la acción de los colectivos y comunidades por una realidad alterada por los antagonismos de la lucha política perversa. La perversión de la lucha política se concreta por una derecha cuya acción se centra en la perturbación de la sociedad en lugar de un compromiso a partir de las ideas. La derecha busca la “salida“ del gobierno y el aniquilamiento de un posible modo de vida socialista por la vía violenta. No acude al concepto.
Entonces, ante esta realidad falsificada por la derecha y estimulada por los falsos rojos, el revolucionario va a la acción en el escenario político, estando o no en el aparato del partido, o en cargo de gobierno, o en alguna entidad del Estado.
El revolucionario participará en la lucha difundiendo teoría revolucionaria. Los pragmáticos y falsos rojos la rechazan diciendo que la teoría es “pura paja“. Demuestran ausencia de conciencia. La teoría revolucionaria es la que puede sacudir la estructura para generar cambios que arranquen de raíz el modelo capitalista. Esa es la lucha del revolucionario y es su motivo para transformar a los desencantados.
William E. Izarra
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