Mi adiós a Diegol Por Luis Martín


Ya empezaron las mezquindades y los ataques –merecidos o no. No sé ni me interesa. Están en su derecho– contra el más grande futbolista de todos los tiempos –es mi criterio y como soy libre de expresar lo que me da la gana mientras no ofenda, pues lo hago. Aquí puedes dejar de leer.





Decía, comenzaron los ignaros, que ni idea tienen acerca de lo que ocurre siquiera a kilómetros de distancia de un campo de fútbol, a elaborar memes y solo a exaltar los aspectos negativos de la vida de Diego Armando Maradona, el Diego, Diegol


(Algo así como la hiper-terrible película de Mark Anthony y Jennifer López sobre la vida de otro de mis ídolos, Héctor Pérez La Voe. Puros aspectos negativos del personaje)


Un meme, hecho con genialidad y a velocidad de campeón expone una imagen con un cerro de cocaína y dice: “Ya lo cremaron”. Eso causó risas a un montón de advenedizos que viven de eso, de echarle palo a to’ mogote. Pero de ahí no pasan. A ellos y a otros les advierto, si llegan a ver una imagen de dos pelotas, cremadas o no, que simulen droga o perversidad atribuida al astro argentino, cuidado, porque pudieran ser las pelotas de ese diminuto en estatura pero gigante en coraje que le dio la gana de desafiar al Orden Mundial, a los gringos y al status prestablecido en la milmillonaria industria del fútbol, uno de sus pecados, por cierto, nunca perdonado.


Ese que se inventó la Mano de Dios para reclamarle a los ingleses la expropiación sangrienta de Las Malvinas, ya que los gobiernos cobardes del mundo, incluyendo al de Venezuela, le dieron la espalda en esos años 80 al noble pueblo del sur que dejó sangre, pellejos y vidas en defensa de lo que le arrebataran los patanes asesinos del mal llamado Reino Unido.


Creo que esas dos bolas que verán en los memes representan la voz del futbolista que no solo retó sino que derrotó las imposiciones de la mafia itálica, cuando  por primera vez puso a un equipo pequeño y del sur en el tope de la tabla, no solo de Italia sino de Europa y del mundo, aunque al final pagó caro con su salud, la estabilidad de su familia y ahora con su vida.


Esas bolas con las que retó al hegemón gringo en su propia casa porque días antes de ese Mundial del 94 se tomó una foto con Fidel Castro que significó un mensaje acerca de la revolución en la que él creyó, con sus errores o sus aciertos, pero fue su creencia ¿Acaso no hay libertad de pensamiento? Y así como mataron a Martin Luther King y a Malcolm X, también mataron ese día al Diego cuando lo sacaron --cual reo--, de un campo de fútbol casi esposado por una enfermera que iba a hacerle la prueba de dopaje, violando el protocolo existente para ello. Aunque el resultado fuera positivo para efedrina (Vick Vaporub o cualquier otra sustancia broncodilatadora que ayuda a respirar mejor; cierto es una sustancia prohibida en el deporte), no implica consumo de estupefaciente, como millones de ignorantes repiten como loros solo porque así lo hizo ver la canalla mediática mundial.


¿Por qué por ejemplo, no condenan de igual manera a Lance Armstrong o a Róger Clemens, comprobados consumidores de sustancias que le dieron ventaja sobre sus rivales en plena competencia?


El ciclista despojado de sus títulos y el lanzador aún vivo en su camino a Cooperstown. Ambos de gran prestigio aunque hayan hecho trampa. Cuál es la doble moral (ejemplos hay por miles) ¿Qué los diferencia?


La vida de cada atleta es la vida de cada hombre y mujer con errores y aciertos, dentro y fuera de los escenarios.


Que el argentino tuvo excesos de excesos, eso no lo niega nadie. Pero no hay un código ético, de clasificación o enjuiciamiento, para determinar quién es mejor o peor. Solo existen las sanciones que cada uno de los descubiertos ha cumplido. Solo eso. (¿Y los no descubiertos, como muchas estrellas cuyos nombres son mitos a los que por extrañas casualidades nunca fueron sometidos ni expuestos a la rigurosidad de las pruebas  antidoping?


Diego dio positivo y cumplió su sanción pero nunca lo perdonaron, que es muy distinto.


Ojalá hubiese atletas de su talante, garra y bolas. No para  que consuman sustancias prohibidas ni mucho menos estupefacientes (que insistimos, son cosas totalmente distintas), sino para que desde su respectiva posición de líderes y con influencia en los medios de comunicación y las redes sociales, le digan a los que se creen dueños del Orden Mundial y de esta Nueva Normalidad, que se vayan al carajo, que respeten las decisiones de los pueblos, que ya basta de injerencias y que la autodeterminación es un derecho no una condición controlada. Que les diga, como hizo Diego, Vayan a la mierda.


Viva Diego Maradona, el futbolista y el hombre, con sus virtudes y su montón de errores. Abajo la hipocresía.


El que se sienta libre de pecados, que le eche bolas y patee un penalti…Qepd el 10 eterno.

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