Gran Bretaña, además de pérfida, colonialista, ladrona y
cobarde.
Sergio Rodríguez Gelfenstein
Después
de breves días de descanso retorno a mis actividades y al abrir la prensa,
observo un inusitado protagonismo negativo de Gran Bretaña en los medios que
lejos de sorprenderme, confirma mis apreciaciones sobre las despreciables
instituciones de ese país en descomposición.
Leo
que la jueza de distrito Vanessa Baraitse rechazó la pena
de extradición a Estados Unidos del director de WikiLeaks, Julian Assange, lo
justificó afirmando que tomó tal decisión por temor a que el periodista pudiera
suicidarse, argumentando que la extradición sería "opresiva" debido a
la salud mental de Assange. Por supuesto que todas las personas de buena
voluntad de este planeta hemos saludado el fallo, pero entendiendo que es
absolutamente inaceptable la justificación que la propia jueza ha utilizado, la
cual esconde el verdadero trasfondo del problema: no entregan a Assange a Estados
Unidos porque la justicia de ese país ya tiene un veredicto preconcebido de
carácter político que conducirá a Assange a una muerte segura.
La verdad es que la aseveración
de la jueza Baraitse está plagada de contradicciones. Al afirmar que: “La salud mental del Sr.
Assange se halla en tal estado que le resultaría angustioso ser extraditado a
Estados Unidos”, por cuanto podría sufrir “un deterioro que lo llevaría a
suicidarse, dada la determinación que le provocan sus trastornos autistas”. De
ser cierto ese diagnóstico, uno podría preguntarse si tal situación no es
similar a la actual, en la que el periodista australiano se
encuentra detenido en la prisión de
máxima seguridad de Belmarsh al sureste de Londres donde permanece vigilado
bajo estrictas medidas de seguridad. Además, debe considerarse que en noviembre
pasado, el bloque en el que está encarcelado el fundador de
WikiLeaks, tuvo que ser cerrado debido a un brote de coronavirus.
La decisión de la jueza no está
basada en la tan cacareada “libertad de prensa”, una de las mentiras mejor
vendidas de la historia de la humanidad. Baraitse se encargó de asegurar que
Assange sí tiene “responsabilidad criminal” en un delito por el que debe pagar.
La jueza
concluye diciendo que el sistema penitenciario estadounidense no lograría
garantizar de modo absoluto que Assange no pudiera suicidarse. Como si el
servicio penitenciario británico si pudiera por sí mismo evitar la depresión y
las intenciones de suicidio que ella menciona. Si efectivamente Assange tiene
un trastorno depresivo y tiene propósitos suicidas, lo elemental en el marco de
los derechos humanos es garantizarle un tratamiento y un centro de
hospitalización, no devolverlo a una inhóspita celda de Belmarsh para tratar de
seguir quebrando la moral y la vida del periodista. La decisión de la jueza es
expresión de la cobardía moral y la sumisión al poder de la justicia monárquica
de ese país putrefacto.
En otra grave decisión que
refleja el espíritu racista y la ignorancia propia de quien solo tiene una
razón colonial y un poder basado en la fuerza, la Federación Inglesa de Futbol
(FAA) impuso una dura sanción al jugador uruguayo Edinson Cavani por haber
respondido un mensaje de un amigo, diciéndole “gracias negrito”, expresión de cariño
propia de nuestra región que el supremacismo inglés no puede comprender, por lo
que ha acusado al futbolista de “sesgo racista” en el mensaje. La Academia
Nacional de Letras de Uruguay (ANLU), la Academia Argentina de las Letras, la Asociación de Futbolistas
del Uruguay (AFU) —que representa a los jugadores—, la Asociación Uruguaya de
Fútbol (AUF) y la propia selección de ese país han rechazado la medida tomada
por la FAA. La ANLU dijo que la sanción es expresión de la “pobreza de
conocimientos culturales y lingüísticos que esa Federación pone de manifiesto
al fundamentar tan cuestionable resolución”.
Todo el mundo sabe que los jugadores uruguayos formados bajo
la égida del maestro Óscar Washington Tabárez, antes que futbolistas, son seres
humanos enraizados en el sentir de la sociedad. Es condición sine qua non para
pertenecer a la selección uruguaya de fútbol. Sería inaceptable que alguien de
talante racista forme parte de la máxima representación futbolística uruguaya.
Además, la máxima figura en la historia del fútbol de ese país, Obdulio Varela
era afro descendiente y fue conocido por su apodo de “Negro Jefe”, sobrenombre
que no podría ser utilizado en Gran Bretaña según la refinada y monárquica FAA.
Pero, lo que puso la “guinda al pastel” en estos días de fin
de año fue la descarada burla que entraña un video de la BBC, vocera,
propagandista y estandarte de los peores tropelías cometidas por el poder
colonial “british”. En las imágenes se muestran una serie de drones que se
organizan en el cielo para formar una imagen que finaliza diciendo: “Feliz año
a todos”.
La pregunta es si los drones que desean esa felicidad son los
mismos enviados por Estados Unidos bajo resguardo británico para asesinar al
general Soleimani hace un año en Bagdad tal como lo informó el Fiscal General
de Irán Alí Alqasí Mehr al certificar que la compañía multinacional británica
de servicios de seguridad G4S era la responsable de garantizar la seguridad de
vuelo del aeropuerto de Bagdad, aprovechándose de ello para informar a los
terroristas de la llegada del general persa a Irak.
Vaya forma de dar seguridad, vaya forma de transmitir
felicidad, ¿cuánta hipocresía y cobardía? Es
sabido que Gran Bretaña es conocida como la “pérfida Albión” por esa condición
que la caracteriza, pero además de perfidia, su élite conserva el alma
colonialista, la condición delincuencial innata que le hizo construir su poder
a partir del robo y la expoliación de sus piratas y corsarios y del comercio de
esclavos, y la cobardía propia de su incapacidad de mostrar argumentos
distintos a la fuerza imperialista para hacer valer su verdad ya sea tanto en
la justicia, el futbol, la política como
en las relaciones internacionales.
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